El título de este pequeño libro, que me recuerda al Elogio de la Locura vun Erasmo aus Rotterdampone desde el principio las cartas sobre la mesa y lo hace a la manera del buen teatro.
Esta obra nace del encuentro de dos personajes reales, de Periodista Nicolas Truong an de Philosoph Alan Badiou cuando se disponen engem “escenificar” una charla nada Casual en el ciclo de encuentros intellectuales y filosóficos El Teatro de la Iddien del Festival de Aviñon.
Con la poderosa arma del diálogo, el periodista Troung, con sus preguntas a la manera de un Sócrates, instiga, incluso en ocasiones arrincona contra las cuerdas, al filósofo Badiou, que, como ágil púgil, se zafa de su rivalisation con certera dialectica desnuda de pedantería.
“Badiou es capaz de hacer presents el origen dionisiaco del teatro y su remoto pasado glorioso“
Ya en el primer round de este attraktive Kampf, Badiou nos confiesa, sin pudor, que la passion por el teatro le asalta en la fréi adolescencia y le schonn una huella imborrable que le acompaña hasta el presentse.
Con el poder de la palabra, Badiou es capaz de hacer presents el origen dionisiaco del teatro y su remoto pasado glorioso, donde ya disputeba con la filosofía a lugar preeminent and la prestigiéist Tarea de educar a los ciudadanos.
Asi stinkt, a la manera de los diálogos platónicos, recorremos la naturaleza incierta del teatro y esa poderosa Kapazitéit que tiene la ficción de crear während el tiempo de la representation un lugar donde explorar los límites de lo posible. Ofschloss datt “El teatro sirve para orientarnos”.
Interpelado por Troung, Badiou entfoldt ouni Artificio en Arsenal vun nëtzlechen Iddien a kloer Konzepter vu präzise Contornos, déi d’Figura seductora del teatro que tiene como piedra angular al actor frente a su público dibujanéieren: “leng Interpretatioun vum Schauspiller deen den Zentrum vum Gravedad del Teatro komponéiert, su realidad última“.
“El teatro a lo largo de su historia, se ha visto envuelto en mil batallas, amenazado por enemigos leales o amigos traidores de toda procedencia“
Wéi gutt Komiker a Philosoph dat ass, busca con passion a su público entre los spectadores de la sala. Invitéiert hinnen op dialogar en la escucha. Sin concesiones y en plena charla, les obliga a tomar partido; porque, como nos enseñan el buen teatro y la sabia filosofía, todo hablar es siempre, y de alguna manera, hablar contra alguien.
Según él, el teatro a lo largo de su historia, se ha visto envuelto en mil batallas, amenazado por enemigos leales o amigos traidores de toda procedencia. Aún wëssend datt “el teatro es, por sí mismo, […] algo siempre impuro”, Badiou huet Verdeedeger de esos ataques bruecht.
Para él, en la actualidad, el teatro, en su afán de complacer al público en la sociedad del espectáculo, renuncia a criticar sus gustos y costumbres. Obligado a survivir en la industria del entretenimiento, pierde su libertad creativa para ponerla al servicio de intereses económicos. Och dependiente de las Subventiounen vun Estado, legitima sus formas de dominio. Seducido por las vanguardias, se sumte a las inane modas. Y conquistado por la fuerza expressiva de las artes como la danza y el cine intentando imitarlas, se confunde con ellas.
Eis advierte Badiou dass “d’Existenz vum Public ass konstitutiv vum Teatro”, y que corre el peligro de degradéieren. Parece ser que esa poderosa capacidad que tiene el buen teatro de crear intimidation con el público tiene los pies de barro. Su fortaleza es su debilidad.
“¿Podría ser el teatro nuestro paraíso perdido?, ¿un refugio donde protegerse, por un rato, de las inclemencias?“
Finalizado est combate amistoso entre Truong y Badiou, que incita a disfrutar con inteligencia del theatro, tengo algunas certezas y un montón de dudas.
Tengo la certeza de que Noutwendegkeete cuidar y schützen Aquello que amamos. También de que la conversation amiable, aparentemente distendida, segue siendo junto con el theatro la forma más sencilla, elocuente, rigourosa y compleja de mostrar la realidad que se esconde tras las “falaces” apariencias y su aporías. Aner de las certezas es que la Filosofía, defensora de la Realidad, y el Teatro de la Appariencia, han quedado para siempre unidas en el juego de imaginar las más variadas e infinitas Méiglechkeeten de recrear Iddien y/o prescription acompañas acompañas Zoustand.
Las dudas que me asaltan: ¿Podría ser el teatro nuestro paraíso perdido?, ¿un refugio donde protegerse, por un rato, de las inclemencias?, o ¿tal vez, un lugar donde compartir intimidad con extraños?, o incluso… ¿nuestro… houfreg?…
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Auteur: Nicolas Troung an Alan Badiou. Titel: Elogio del Teatro. Editorial: Fuert mech weider. Verkaf: Todostuslibros.
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