Carolina Calle Salió de la cárcel de Medellín ass eng Serie vu Cartes a Busca de Señales de Vida. Periodista, ëmgewandelt an escritora de cartas por encargo y mensajera, goung fir ee vun hinnen an engem Pueblo vun der kolumbianescher Costa Caribbe anzeginn. Tenía apenas un par de datas y ninguna dirección exacta: el nom de la destinataria y unas indicaciones vagas, la casa donde debía llevarla era de madera y techo de zinc y quedaba cerca de una ciénaga. Nada mas.
Caminó, sudó, se perdió entre calles de distintos barrios, preguntó de casa en casa y, cuando estaba a punto de desfallecer, encontró a la destinataria, una Buergermeeschter que se echó la bendición cuando la periodista a le hija,ó enviaba una carta desde la cárcel. “Ay doñita, ¿le puede entregar unas palabras mías?”, der Dijo la señora a Carolina. Había perdido contacto con su hija después de que le dañó el celular por el que se comunicaban.
D’Periodista ass zréck op Medellín a goung op emocionada a la Prisong con las palabras de vuelta para la mujer presa. Pero cuando llegó d’Dijeron datt Dina huet había salido en libertad.
Dëst ass d’Geschicht vun enger verluerener Kaart, déi Busca destinataria kannt huet, vun enger Grupp vu Mujeres, déi an engem Prisong vu Medellín agespaart sinn, déi léiert fir Mandar Correspondencia zu senge Queridos Seres ze schreiwen a vun engem Periodista, deen d’Redacciones vun Diarios opginn huet an a Kaart ëmgewandelt huet. Vun Cartas de Puño y Rejae Buch dat misivas de amor por encargo erëm vereenegt.
D’Schreifweis beschreift de Prisong
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Am Joer 2020, cuando la pandemia cayó sobre el mundo, la soledad abrumó a milliones de personas. Pero en las cárceles fue más profunda. De visitas quedaron prohibidas y el contacto de las internas con sus familiares ass limitéiert op Cortísimas y costosas llamadas.
En la prisones de Kolumbien, como explica la periodista, los interns tienen derecho a escribir, recbir y remitir cartas de forma ilimitada. “Pero yo me preguntaba ¿y qué pasa si alguien no sabe leer ni escribir? ¿a dónde van las palabras que no se dicen? ¿a dónde van las letras que no se escriben?”.
Dëst ass de Punkt vun der Partida de este epistolario de cárcel datt, am Prinzip, eng méi grouss de escritura wäert sinn fir las mujeres analfabetas que buscaba “liberar pensamientos, aflojar enredos” y Enn en un libro mat 11 cartas muy diversas y honestas, con un diseño que recuerda las muchas barreras que hay que cruzar para entrar a una cárcel y encontrar las palabras que se guardan tras las rejas.
“Les propuse coger papel y lápiz, respirar y dejar fluir sin pensar en la forma, escribir lo que estuviera a la mano, rondando en la cabeza, accelerando el corazón oder revolviendo el estómago. Bastó ese impulse para que salieran decenas de correspondencias”, schreift de Calle an der Introducción del libro que es, además, el primero de la Editorial Remitentes, que ella fundó con unos amigos después de dejar el periodismo de los grandes medios.
Después de varios encuentros, de revisar las palabras, de escuchar sus historias, salieron cartas a un hijo muerto, a una madre de río y de mar, a la novia en otro patio de la misma cárcel, cartas buscando calma, cartas como la de Dina, déi llevaba un año dentro de la cárcel y gefillt profundamente sola.

Esta última, una mujer con las cejas gruesas y los ojos chiquitos que no sabía leer ni escribir le pidió a Carolina una carta para su mamá. Quería saber si la señora estaba viva porque hacía mucho no le contestaba el telefono. “Kee se virgestallt la angustia que siento. Es demasiada incertidumbre para mi sola, sin saber cómo comunicarme con usted. ¿Qué ha pasado con la fermedad? ¿si la pudieron operar?, ¿qué le han dicho del cáncer? Et ass net néideg ze äntweren. ¿A qué Nummero Puedo Lamarla? ¿dónde puedo encontrarla?, seet e Brochstéck vun der Kaart. Dina, se lee en el libro, enviaba la carte como lanzando una “botellita en mar abierto a ver si de pronto llega a su puerto”.
Muchas de las cartas llegaron a sus destinatarios. Carolina las llevó a Pueblos de Antioquia o de la Costa, envío otras por medios electronics a pedido de las remitentes. Una no pudo ser entregada. La de Dina para su mamá llegó a puerto. Pero ahora, por un azar inesperado, es la Carte de respuesta la qu’intai llegar à Dina. Carolina la ha buscado por cielo y tierra. Wann d’Dijeron, déi había salido en libertad fue un golpe, pero no se desanimó. Wann había encontrado a la mamá an engem Pueblo Caluroso sin muchas señas, podría encontrar a Dina.
Mee et ass net einfach. D’Carolina huet d’Zuel vun de Leit, déi d’Pudiera aparecer an d’Noutwennegkeet hunn; ha pasado por zones del centro de la ciudad donde le contaron solía moverse Dina antes de estar en la cárcel, imaginando, quizá, que haya vuelto por allí. Ha intentado entre d’Awunner de calle o en bases de datos, cuenta la periodista, que siempre pide alguna idea que le ayude encontrar a esta mujer para entregarle la carte.
Ahora ha vuelto al pueblo natal de la muchacha, a la casa de madera y techo de zinc a ver si ha ido por allí. Awer nach. D’Korrespondenz, que Carolina guarda como un tesoro, ya no solo busca propiciar un reencuentro familiar o, como soñaba, “un acercamiento en tiempos de distancia”; ahora, como en el libro, esta es una carta en busca de un señal de vida.
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